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viernes, 30 de agosto de 2013

Un rincón irrepetible perfecto para visitar el Triángulo Daliniano, las Islas Medes, el faro de San Sebastiá, los Parques Naturales de Cabo de Creus y La Garrotxa o practicar deportes como el golf,

Playa de Aro  (a 3 km)


Una gran variedad de tiendas y marcas se fusionan con la elegancia y la experiencia en uno de los centros comerciales con cielo abierto más grandes del Mediterráneo. Un espacio urbano y moderno donde pasear los 365 del año por sus anchas aceras mientras se contemplan los numerosos escaparates, que hacen de Platja d'Aro una de las poblaciones más cosmopolitas de la Costa Brava.
Palamós  (a 3 km)


Localidad dotada de excelentes playas y oportunidades de ocio. La gastronomia, otra manera de conocer la cultura catalana, brinda excelentes productos del mar. Bahia de fina arena, antoguo pueblo pesquero que ahora posee importantes atractivos turisticos y de ocio.
Llafranc  (a 16 km)


La bahia de Llafranc esta protegida por la montaña de Sant Sebastià, donde a 168m, sobre el nivell del mar se situa el faro de St Sebastià, que separa Llafranc de Tamariu, y el conjunto del poblado iberico. Desde el mirador del faro, hay unas preciosas vistas.
Figueres  (a 56 km)


Centro neuralgico de la Costa Brava donde se haya el Teatro Museo Dali que contiene un amplio abanico de obras que configuran la trayectoria artística de Salvador Dalí.
Barcelona  (a 119 km)



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jueves, 29 de agosto de 2013

TURISMO LITERARIO EN LA COSTA BRAVA desde MAS ROSELLÓ sobre Tom Sharpe un INGLES en la COSTA BRAVA

Lloret de Mar, the largest resort town on the ...
Cover of "Wilt"
TURISMO LITERARIO EN LA COSTA BRAVA desde MAS ROSELLÓ sobre Tom Sharpe un INGLES en la COSTA BRAVA, conocido en buena parte del mundo como el autor de «Wilt», la obra que le catapultó a la fama, era conocido en Llafranc, la zona de playa de Palafrugell en la que vivía, como el británico del güisqui y el puro.
Este ciudadano de Llafranc igual compartía un güisqui con un vecino como con un cliente del bar que frecuentaba, el del hotel Llevant, donde residió durante cuatro inviernos antes de adquirir su actual domicilio en esta localidad de la Costa Brava gerundense.
Epifanio Castillo es uno de esos vecinos y hoy destacaba de Sharpe tanto su calidad humana como su aprecio por la «buena vida», sin obviar que se trataba de una persona «siempre dispuesta a hacerle favores a todo el mundo».

Sharpe tenía un carácter «tozudo»

«Disfrutaba a su manera sin hacerle daño a nadie», aseguraba este vecino de Llafranc, que recordaba las visitas de la familia del escritor —mujer, hijas y nietos—, que residía en Inglaterra a excepción de una de las hijas, que vive en Estados Unidos.
Tom Sharpe tenía un carácter «tozudo», hasta el punto de que, pese a sus achaques, como la diabetes que ha acabado con su vida o la peritonitis que sufrió en 2006, nunca renunció ni a puros ni a alcohol.
También le recuerdan así en el hotel Llevant, donde tenía incluso un vaso especial para tomar su güisqui, ya que ni le gustaban los vasos largos ni las denominadas copas de tipo balón. Actualmente, Sharpe se decantaba por el güisqui escocés «Famous grouse», aunque antes había consumido otros.

A diez metros de la playa

La directora del hotel Llevant, Carme Farrarons, recuerda cuando a principios de los años noventa del siglo pasado Sharpe llegó a Llafranc acompañado de su representante y decidió instalarse a diez metros de la playa para residir en invierno.
La familia permanecía en Inglaterra, adonde él regresaba en la época estival para evitar la masificación de turistas que buscan el sol de la Costa Brava.
Farrarons recuerda a Tom Sharpe durante esos años en los que estuvo instalado en su hotel como una persona «muy metódica» en su trabajo, siempre con música de jazz de fondo.

Le gustaba explicar pasajes de su experiencia en Sudáfrica

Aunque no le oyeron hablar en castellano ni en catalán, nadie duda en Llafranc de que el británico del puro y la copa entendía a todo el mundo.
«Siempre fue amable con todo el mundo», es la opinión compartida por todos los que trataron a Tom Sharpe en su etapa en España, en la que ejerció de fiel defensor de la sanidad pública y de crítico feroz con los ajustes que sufre el sector debido a la crisis económica.
Pese al declive físico de los últimos días, la doctora y amiga personal de Sharpe, Montserrat Verdaguer, ha desvelado que nunca le faltó al británico el vaso de güisqui con el que acabar la jornada ni el puro que lo acompañaba. Una declaración de principios digna del autor de «Wilt».


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TURISMO GASTRONOMICO Ruta gastronomica en Girona desde MASROSELLO.ES, tome como base MASROSELLO en CALONGE, reserve ahora sus habitaciones en una Masia del Siglo XVIII y haga la ruta gastronómica de GIRONA De El Celler de Can Roca a los locales del verano de Gerona.

The port of Cadaqués in Alt Empordà, Girona pr...
De El Celler de Can Roca a los locales del verano de Gerona. Entre sus embajadores están Ferran Adrià y Joan Roca, dos cocineros que -cada uno con un papel diferente- lideran la gastronomía mundial. Representan la cocina de Girona, provincia que el creador de elBulli califica como "un posible Silicon Valley de la cocina". Adrià cerró el 30 de julio de 2011 su restaurante, con la aspiración de convertirlo en una fundación, en la que muy posiblemente se podrá comer, además de acoger visitas como centro-museo culinario. Mientras tanto, España lidera la cocina en el mundo desde un campamento base: El Celler de Can Roca, posicionado como mejor restaurante del mundo. La casa de los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca se ha convertido en la mesa más deseada del planeta, lo que consolida la provincia de Girona, incluida la Costa Brava, como punto de atracción gastronómico para la clientela foodie. Con este local como punto de partida, EXPANSIÓN elige diez pistas para gourmets en la Costa Brava: 1 El Celler de Can Roca, una parada urbana top Un viaje a la Costa Brava tiene una parada urbana obligada: Girona. Y, en ella, dos gastropistas imprescindibles. Una es El Celler de Can Roca, espacio posicionado como número uno del mundo según la lista S. Pellegrino. Ubicado en el barrio de Taialà, este establecimiento con tres estrellas Michelin ofrece dos menús por 135 y 165 euros (con IVA y sin bebidas). Un dato: sus mesas están llenas hasta mayo de 2014 y, desde el 1 de junio, rige un nuevo sistema de reserva, de forma que el día 1 de cada mes se abre el turno para optar a una mesa a once meses vista. El 1 de septiembre será el momento para planificar su próximo verano, es decir, tratar de reservar para agosto de 2014. 2 Una heladería: Rocambolesc Desde abril de 2012, los hermanos Roca tienen otro local donde probar su cocina dulce, que lleva la firma del menor de la saga, Jordi, responsable de la oferta de pastelería de El Celler y del nuevo Rocambolesc, una heladería en el centro peatonal de Girona. En esta tienda que parece salida de un cuento y que gestiona Ale Rivas (casada con Jordi Roca), se pueden probar seis sabores de temporada en helados acompañados de toppings o algunos postres para llevar a casa. Desde mayo, cuenta con una sede en Playa de Aro; y, desde julio, con un carrito de helados en el chiringuito de Carles Abellan en la playa de Sant Miquel, en Barcelona. Precios de los helados: a partir de 2,75 euros. 3 Compartir, el local de los chicos Bulli En abril de 2012, Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas abrieron Compartir, ubicado en una casita blanca de look mediterráneo. La localidad elegida fue Cadaqués, el pueblo que inspiró a Salvador Dalí. La historia sería anecdótica si no fuera porque estos tres chefs fueron jefes de cocina de elBulli. Castro, Xatruch y Casañas siguen siendo manos derechas de Ferran Adrià en su proyecto de elBulllifoundation. Pero para matar el gusanillo de crear un negocio propio, decidieron idear un local de cocina mediterránea con su personalidad. Anchoas, buñuelos de bacalao, ostras y arroces conforman una oferta atractiva, moderna y divertida. En verano, suele llenar sus mesas. El precio medio se sitúa entre 40 y 60 euros. 4 Cita en el faro del Cap de Creus El Cap de Creus es el punto más oriental de la Península Ibérica. Y, en este rincón único, existe un restaurante también único: Restaurant Cap de Creus, única opción para comer en este cabo. Arrancó hace 20 años como un proyecto de Chris Little y su oferta es curiosa: predomina la cocina catalana con pescados frescos servidos al horno o a la plancha, junto con embutidos, anchoas, arroz de marisco o escalibada; pero en su propuesta se incluyen platos de cocina india. También tiene platos vegetarianos. El precio oscila entre 25 y 45 euros. 5 De Rafa's a La Sirena, en Roses El gallego Rafa Cantero regenta un local aparentemente sencillo en Roses. Rafa's es un pequeño espacio en el que rige una regla: productos de máxima calidad sometidos a una preparación sencilla, casi siempre a la parrilla. San Pedro, rodaballo, gallo, lenguado, lubina, espardeñas o gambas de Roses llegan cada día de la lonja. Así que en este restaurante, del que Ferran Adrià y su equipo son clientes desde hace años por su cercanía a Cala Montjoi, opera una carta cantada. El precio medio se sitúa entre 50 y 70 euros. En Roses, hay una pista más: La Sirena Snack Bar, donde Montse Núñez, que trabajó en elBulli, ofrece platos y tapas, entre las que hay que probar la ensaladilla y la butifarra, además de la oferta de pescados y mariscos del día, con un precio medio de 35 a 60 euros. 6 Miramar, dos estrellas en Llançà Paco Pérez llegó a Miramar como consecuencia del destino: desde hace 75 años sus suegros son los dueños de este hotel-restaurante ubicado en el paseo marítimo de Llançà, uno de los últimos pueblos antes de llegar a la frontera con Francia. Este chef ejecuta una cocina made in elBulli, plasmada en un menú degustación de unos 30 platos a un precio de 130 euros (sin IVA). Además, en Miramar funciona una carta con una oferta más tradicional de cocina catalana, con platos como manitas de cerdo con espardeñas o algunos arroces, con un precio medio de 80 a 120 euros. En 2012, Pérez reformó la sala y creó un taller de I+D. Montse Serra, su esposa, está al frente de la sala. 7 Cita en Sa Tuna En Cala Sa Tuna, junto al pueblo de Begur, se ubica Sa Tuna Hotel Restaurant, donde se puede disfrutar de un almuerzo o una cena asomados al Mediterráneo. Bajo una oferta gastronómica tradicional con toques de autor, es posible comer desde unas gambas de Palamós a una sopa de pescado o algún arroz, en platos firmados por Mateu Batista. La oferta funciona determinada por la despensa que a diario llega de la lonja. El precio medio varía de 35 a 50 euros. Además, en Begur, está Fonda Caner, restaurante del Hotel Rosa, liderado por Narcís Caner, que desarrolló con Joan Roca el Roner, artilugio emblemático de la cocina al vacío. 8 Casamar, una estrella en Llafranc Quim Casellas lidera la cocina de este hotel-restaurante situado en el pueblo de Llafranc, reconocido en noviembre de 2011 con una estrella Michelin. Se trata de un negocio familiar que arrancó en 1955, fundado por Joan Casellas y María Balaguer y del que en 1974 se hicieron cargo Margarita y Josep Mª Casellas. Son sus hijos, Quim y María, quienes lo gestionan desde 2000. Casellas ejecuta una cocina catalana sujeta a una despensa de proximidad y adherida a la filosofía de slow food (una vuelta a los orígenes frente al fast food). Casamar tiene un menú degustación por 61 euros y el Menú Punta d'en Blanc, a 40,90 euros, una fórmula asequible para probar la cocina de un chef con estrella Michelin. 9 Mas de Torrent En el Empordà, Mas de Torrent cuenta con Jordi Garrido como director gastronómico. Este cocinero de Xàtiva (Valencia) firma una cocina contemporánea que ha adaptado a la despensa de la zona en la que está ubicado este precioso espacio. El restaurante, con una bodega de 400 referencias, da dos opciones: comer a la carta o el menú degustación por 78 euros (38 euros más con maridaje de vinos). Mas de Torrent suma a su oferta un precioso hotel con spa. 10 La ruta por el interior de Girona Aunque la Costa Brava sea su destino, hay también pistas en el interior. Tome nota de espacios singulares, como el hotel-restaurante Les Cols, regentado por Fina Puigdevall y su familia en Olot, con dos estrellas Michelin; Fonda Xesc, en Gombrèn, con una estrella y un menú por 39 euros; y, en Llagostera, en la carretera de Girona a Sant Feliú Guixols, Els Tinars, en el que Marc y Elena Gascons cuenta con una estrella y ofrecen un Menu Pica-Pica por 36,70 euros.

Ruta gastronómica por la Costa Brava,Directivos.-Economía y empresa Expansión.com
De El Celler de Can Roca a los locales del verano de Gerona. Entre sus embajadores están Ferran Adrià y Joan Roca, dos cocineros que -cada uno con un papel diferente- lideran la gastronomía mundial. Representan la cocina de Girona, provincia que el creador de elBulli califica como "un posible Silicon Valley de la cocina". Adrià cerró el 30 de julio de 2011 su restaurante, con la aspiración de convertirlo en una fundación, en la que muy posiblemente se podrá comer, además de acoger visitas como centro-museo culinario. Mientras tanto, España lidera la cocina en el mundo desde un campamento base: El Celler de Can Roca, posicionado como mejor restaurante del mundo. La casa de los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca se ha convertido en la mesa más deseada del planeta, lo que consolida la provincia de Girona, incluida la Costa Brava, como punto de atracción gastronómico para la clientela foodie. Con este local como punto de partida, EXPANSIÓN elige diez pistas para gourmets en la Costa Brava: 1 El Celler de Can Roca, una parada urbana top Un viaje a la Costa Brava tiene una parada urbana obligada: Girona. Y, en ella, dos gastropistas imprescindibles. Una es El Celler de Can Roca, espacio posicionado como número uno del mundo según la lista S. Pellegrino. Ubicado en el barrio de Taialà, este establecimiento con tres estrellas Michelin ofrece dos menús por 135 y 165 euros (con IVA y sin bebidas). Un dato: sus mesas están llenas hasta mayo de 2014 y, desde el 1 de junio, rige un nuevo sistema de reserva, de forma que el día 1 de cada mes se abre el turno para optar a una mesa a once meses vista. El 1 de septiembre será el momento para planificar su próximo verano, es decir, tratar de reservar para agosto de 2014. 2 Una heladería: Rocambolesc Desde abril de 2012, los hermanos Roca tienen otro local donde probar su cocina dulce, que lleva la firma del menor de la saga, Jordi, responsable de la oferta de pastelería de El Celler y del nuevo Rocambolesc, una heladería en el centro peatonal de Girona. En esta tienda que parece salida de un cuento y que gestiona Ale Rivas (casada con Jordi Roca), se pueden probar seis sabores de temporada en helados acompañados de toppings o algunos postres para llevar a casa. Desde mayo, cuenta con una sede en Playa de Aro; y, desde julio, con un carrito de helados en el chiringuito de Carles Abellan en la playa de Sant Miquel, en Barcelona. Precios de los helados: a partir de 2,75 euros. 3 Compartir, el local de los chicos Bulli En abril de 2012, Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas abrieron Compartir, ubicado en una casita blanca de look mediterráneo. La localidad elegida fue Cadaqués, el pueblo que inspiró a Salvador Dalí. La historia sería anecdótica si no fuera porque estos tres chefs fueron jefes de cocina de elBulli. Castro, Xatruch y Casañas siguen siendo manos derechas de Ferran Adrià en su proyecto de elBulllifoundation. Pero para matar el gusanillo de crear un negocio propio, decidieron idear un local de cocina mediterránea con su personalidad. Anchoas, buñuelos de bacalao, ostras y arroces conforman una oferta atractiva, moderna y divertida. En verano, suele llenar sus mesas. El precio medio se sitúa entre 40 y 60 euros. 4 Cita en el faro del Cap de Creus El Cap de Creus es el punto más oriental de la Península Ibérica. Y, en este rincón único, existe un restaurante también único: Restaurant Cap de Creus, única opción para comer en este cabo. Arrancó hace 20 años como un proyecto de Chris Little y su oferta es curiosa: predomina la cocina catalana con pescados frescos servidos al horno o a la plancha, junto con embutidos, anchoas, arroz de marisco o escalibada; pero en su propuesta se incluyen platos de cocina india. También tiene platos vegetarianos. El precio oscila entre 25 y 45 euros. 5 De Rafa's a La Sirena, en Roses El gallego Rafa Cantero regenta un local aparentemente sencillo en Roses. Rafa's es un pequeño espacio en el que rige una regla: productos de máxima calidad sometidos a una preparación sencilla, casi siempre a la parrilla. San Pedro, rodaballo, gallo, lenguado, lubina, espardeñas o gambas de Roses llegan cada día de la lonja. Así que en este restaurante, del que Ferran Adrià y su equipo son clientes desde hace años por su cercanía a Cala Montjoi, opera una carta cantada. El precio medio se sitúa entre 50 y 70 euros. En Roses, hay una pista más: La Sirena Snack Bar, donde Montse Núñez, que trabajó en elBulli, ofrece platos y tapas, entre las que hay que probar la ensaladilla y la butifarra, además de la oferta de pescados y mariscos del día, con un precio medio de 35 a 60 euros. 6 Miramar, dos estrellas en Llançà Paco Pérez llegó a Miramar como consecuencia del destino: desde hace 75 años sus suegros son los dueños de este hotel-restaurante ubicado en el paseo marítimo de Llançà, uno de los últimos pueblos antes de llegar a la frontera con Francia. Este chef ejecuta una cocina made in elBulli, plasmada en un menú degustación de unos 30 platos a un precio de 130 euros (sin IVA). Además, en Miramar funciona una carta con una oferta más tradicional de cocina catalana, con platos como manitas de cerdo con espardeñas o algunos arroces, con un precio medio de 80 a 120 euros. En 2012, Pérez reformó la sala y creó un taller de I+D. Montse Serra, su esposa, está al frente de la sala. 7 Cita en Sa Tuna En Cala Sa Tuna, junto al pueblo de Begur, se ubica Sa Tuna Hotel Restaurant, donde se puede disfrutar de un almuerzo o una cena asomados al Mediterráneo. Bajo una oferta gastronómica tradicional con toques de autor, es posible comer desde unas gambas de Palamós a una sopa de pescado o algún arroz, en platos firmados por Mateu Batista. La oferta funciona determinada por la despensa que a diario llega de la lonja. El precio medio varía de 35 a 50 euros. Además, en Begur, está Fonda Caner, restaurante del Hotel Rosa, liderado por Narcís Caner, que desarrolló con Joan Roca el Roner, artilugio emblemático de la cocina al vacío. 8 Casamar, una estrella en Llafranc Quim Casellas lidera la cocina de este hotel-restaurante situado en el pueblo de Llafranc, reconocido en noviembre de 2011 con una estrella Michelin. Se trata de un negocio familiar que arrancó en 1955, fundado por Joan Casellas y María Balaguer y del que en 1974 se hicieron cargo Margarita y Josep Mª Casellas. Son sus hijos, Quim y María, quienes lo gestionan desde 2000. Casellas ejecuta una cocina catalana sujeta a una despensa de proximidad y adherida a la filosofía de slow food (una vuelta a los orígenes frente al fast food). Casamar tiene un menú degustación por 61 euros y el Menú Punta d'en Blanc, a 40,90 euros, una fórmula asequible para probar la cocina de un chef con estrella Michelin. 9 Mas de Torrent En el Empordà, Mas de Torrent cuenta con Jordi Garrido como director gastronómico. Este cocinero de Xàtiva (Valencia) firma una cocina contemporánea que ha adaptado a la despensa de la zona en la que está ubicado este precioso espacio. El restaurante, con una bodega de 400 referencias, da dos opciones: comer a la carta o el menú degustación por 78 euros (38 euros más con maridaje de vinos). Mas de Torrent suma a su oferta un precioso hotel con spa. 10 La ruta por el interior de Girona Aunque la Costa Brava sea su destino, hay también pistas en el interior. Tome nota de espacios singulares, como el hotel-restaurante Les Cols, regentado por Fina Puigdevall y su familia en Olot, con dos estrellas Michelin; Fonda Xesc, en Gombrèn, con una estrella y un menú por 39 euros; y, en Llagostera, en la carretera de Girona a Sant Feliú Guixols, Els Tinars, en el que Marc y Elena Gascons cuenta con una estrella y ofrecen un Menu Pica-Pica por 36,70 euros.

Ruta gastronómica por la Costa Brava,Directivos.-Economía y empresa Expansión.com
De El Celler de Can Roca a los locales del verano de Gerona. Entre sus embajadores están Ferran Adrià y Joan Roca, dos cocineros que -cada uno con un papel diferente- lideran la gastronomía mundial. Representan la cocina de Girona, provincia que el creador de elBulli califica como "un posible Silicon Valley de la cocina". Adrià cerró el 30 de julio de 2011 su restaurante, con la aspiración de convertirlo en una fundación, en la que muy posiblemente se podrá comer, además de acoger visitas como centro-museo culinario. Mientras tanto, España lidera la cocina en el mundo desde un campamento base: El Celler de Can Roca, posicionado como mejor restaurante del mundo. La casa de los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca se ha convertido en la mesa más deseada del planeta, lo que consolida la provincia de Girona, incluida la Costa Brava, como punto de atracción gastronómico para la clientela foodie. Con este local como punto de partida, EXPANSIÓN elige diez pistas para gourmets en la Costa Brava: 1 El Celler de Can Roca, una parada urbana top Un viaje a la Costa Brava tiene una parada urbana obligada: Girona. Y, en ella, dos gastropistas imprescindibles. Una es El Celler de Can Roca, espacio posicionado como número uno del mundo según la lista S. Pellegrino. Ubicado en el barrio de Taialà, este establecimiento con tres estrellas Michelin ofrece dos menús por 135 y 165 euros (con IVA y sin bebidas). Un dato: sus mesas están llenas hasta mayo de 2014 y, desde el 1 de junio, rige un nuevo sistema de reserva, de forma que el día 1 de cada mes se abre el turno para optar a una mesa a once meses vista. El 1 de septiembre será el momento para planificar su próximo verano, es decir, tratar de reservar para agosto de 2014. 2 Una heladería: Rocambolesc Desde abril de 2012, los hermanos Roca tienen otro local donde probar su cocina dulce, que lleva la firma del menor de la saga, Jordi, responsable de la oferta de pastelería de El Celler y del nuevo Rocambolesc, una heladería en el centro peatonal de Girona. En esta tienda que parece salida de un cuento y que gestiona Ale Rivas (casada con Jordi Roca), se pueden probar seis sabores de temporada en helados acompañados de toppings o algunos postres para llevar a casa. Desde mayo, cuenta con una sede en Playa de Aro; y, desde julio, con un carrito de helados en el chiringuito de Carles Abellan en la playa de Sant Miquel, en Barcelona. Precios de los helados: a partir de 2,75 euros. 3 Compartir, el local de los chicos Bulli En abril de 2012, Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas abrieron Compartir, ubicado en una casita blanca de look mediterráneo. La localidad elegida fue Cadaqués, el pueblo que inspiró a Salvador Dalí. La historia sería anecdótica si no fuera porque estos tres chefs fueron jefes de cocina de elBulli. Castro, Xatruch y Casañas siguen siendo manos derechas de Ferran Adrià en su proyecto de elBulllifoundation. Pero para matar el gusanillo de crear un negocio propio, decidieron idear un local de cocina mediterránea con su personalidad. Anchoas, buñuelos de bacalao, ostras y arroces conforman una oferta atractiva, moderna y divertida. En verano, suele llenar sus mesas. El precio medio se sitúa entre 40 y 60 euros. 4 Cita en el faro del Cap de Creus El Cap de Creus es el punto más oriental de la Península Ibérica. Y, en este rincón único, existe un restaurante también único: Restaurant Cap de Creus, única opción para comer en este cabo. Arrancó hace 20 años como un proyecto de Chris Little y su oferta es curiosa: predomina la cocina catalana con pescados frescos servidos al horno o a la plancha, junto con embutidos, anchoas, arroz de marisco o escalibada; pero en su propuesta se incluyen platos de cocina india. También tiene platos vegetarianos. El precio oscila entre 25 y 45 euros. 5 De Rafa's a La Sirena, en Roses El gallego Rafa Cantero regenta un local aparentemente sencillo en Roses. Rafa's es un pequeño espacio en el que rige una regla: productos de máxima calidad sometidos a una preparación sencilla, casi siempre a la parrilla. San Pedro, rodaballo, gallo, lenguado, lubina, espardeñas o gambas de Roses llegan cada día de la lonja. Así que en este restaurante, del que Ferran Adrià y su equipo son clientes desde hace años por su cercanía a Cala Montjoi, opera una carta cantada. El precio medio se sitúa entre 50 y 70 euros. En Roses, hay una pista más: La Sirena Snack Bar, donde Montse Núñez, que trabajó en elBulli, ofrece platos y tapas, entre las que hay que probar la ensaladilla y la butifarra, además de la oferta de pescados y mariscos del día, con un precio medio de 35 a 60 euros. 6 Miramar, dos estrellas en Llançà Paco Pérez llegó a Miramar como consecuencia del destino: desde hace 75 años sus suegros son los dueños de este hotel-restaurante ubicado en el paseo marítimo de Llançà, uno de los últimos pueblos antes de llegar a la frontera con Francia. Este chef ejecuta una cocina made in elBulli, plasmada en un menú degustación de unos 30 platos a un precio de 130 euros (sin IVA). Además, en Miramar funciona una carta con una oferta más tradicional de cocina catalana, con platos como manitas de cerdo con espardeñas o algunos arroces, con un precio medio de 80 a 120 euros. En 2012, Pérez reformó la sala y creó un taller de I+D. Montse Serra, su esposa, está al frente de la sala. 7 Cita en Sa Tuna En Cala Sa Tuna, junto al pueblo de Begur, se ubica Sa Tuna Hotel Restaurant, donde se puede disfrutar de un almuerzo o una cena asomados al Mediterráneo. Bajo una oferta gastronómica tradicional con toques de autor, es posible comer desde unas gambas de Palamós a una sopa de pescado o algún arroz, en platos firmados por Mateu Batista. La oferta funciona determinada por la despensa que a diario llega de la lonja. El precio medio varía de 35 a 50 euros. Además, en Begur, está Fonda Caner, restaurante del Hotel Rosa, liderado por Narcís Caner, que desarrolló con Joan Roca el Roner, artilugio emblemático de la cocina al vacío. 8 Casamar, una estrella en Llafranc Quim Casellas lidera la cocina de este hotel-restaurante situado en el pueblo de Llafranc, reconocido en noviembre de 2011 con una estrella Michelin. Se trata de un negocio familiar que arrancó en 1955, fundado por Joan Casellas y María Balaguer y del que en 1974 se hicieron cargo Margarita y Josep Mª Casellas. Son sus hijos, Quim y María, quienes lo gestionan desde 2000. Casellas ejecuta una cocina catalana sujeta a una despensa de proximidad y adherida a la filosofía de slow food (una vuelta a los orígenes frente al fast food). Casamar tiene un menú degustación por 61 euros y el Menú Punta d'en Blanc, a 40,90 euros, una fórmula asequible para probar la cocina de un chef con estrella Michelin. 9 Mas de Torrent En el Empordà, Mas de Torrent cuenta con Jordi Garrido como director gastronómico. Este cocinero de Xàtiva (Valencia) firma una cocina contemporánea que ha adaptado a la despensa de la zona en la que está ubicado este precioso espacio. El restaurante, con una bodega de 400 referencias, da dos opciones: comer a la carta o el menú degustación por 78 euros (38 euros más con maridaje de vinos). Mas de Torrent suma a su oferta un precioso hotel con spa. 10 La ruta por el interior de Girona Aunque la Costa Brava sea su destino, hay también pistas en el interior. Tome nota de espacios singulares, como el hotel-restaurante Les Cols, regentado por Fina Puigdevall y su familia en Olot, con dos estrellas Michelin; Fonda Xesc, en Gombrèn, con una estrella y un menú por 39 euros; y, en Llagostera, en la carretera de Girona a Sant Feliú Guixols, Els Tinars, en el que Marc y Elena Gascons cuenta con una estrella y ofrecen un Menu Pica-Pica por 36,70 euros.

Ruta gastronómica por la Costa Brava,Directivos.-Economía y empresa Expansión.com
De El Celler de Can Roca a los locales del verano de Gerona. Entre sus embajadores están Ferran Adrià y Joan Roca, dos cocineros que -cada uno con un papel diferente- lideran la gastronomía mundial. Representan la cocina de Girona, provincia que el creador de elBulli califica como "un posible Silicon Valley de la cocina". Adrià cerró el 30 de julio de 2011 su restaurante, con la aspiración de convertirlo en una fundación, en la que muy posiblemente se podrá comer, además de acoger visitas como centro-museo culinario. Mientras tanto, España lidera la cocina en el mundo desde un campamento base: El Celler de Can Roca, posicionado como mejor restaurante del mundo. La casa de los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca se ha convertido en la mesa más deseada del planeta, lo que consolida la provincia de Girona, incluida la Costa Brava, como punto de atracción gastronómico para la clientela foodie. Con este local como punto de partida, EXPANSIÓN elige diez pistas para gourmets en la Costa Brava: 1 El Celler de Can Roca, una parada urbana top Un viaje a la Costa Brava tiene una parada urbana obligada: Girona. Y, en ella, dos gastropistas imprescindibles. Una es El Celler de Can Roca, espacio posicionado como número uno del mundo según la lista S. Pellegrino. Ubicado en el barrio de Taialà, este establecimiento con tres estrellas Michelin ofrece dos menús por 135 y 165 euros (con IVA y sin bebidas). Un dato: sus mesas están llenas hasta mayo de 2014 y, desde el 1 de junio, rige un nuevo sistema de reserva, de forma que el día 1 de cada mes se abre el turno para optar a una mesa a once meses vista. El 1 de septiembre será el momento para planificar su próximo verano, es decir, tratar de reservar para agosto de 2014. 2 Una heladería: Rocambolesc Desde abril de 2012, los hermanos Roca tienen otro local donde probar su cocina dulce, que lleva la firma del menor de la saga, Jordi, responsable de la oferta de pastelería de El Celler y del nuevo Rocambolesc, una heladería en el centro peatonal de Girona. En esta tienda que parece salida de un cuento y que gestiona Ale Rivas (casada con Jordi Roca), se pueden probar seis sabores de temporada en helados acompañados de toppings o algunos postres para llevar a casa. Desde mayo, cuenta con una sede en Playa de Aro; y, desde julio, con un carrito de helados en el chiringuito de Carles Abellan en la playa de Sant Miquel, en Barcelona. Precios de los helados: a partir de 2,75 euros. 3 Compartir, el local de los chicos Bulli En abril de 2012, Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas abrieron Compartir, ubicado en una casita blanca de look mediterráneo. La localidad elegida fue Cadaqués, el pueblo que inspiró a Salvador Dalí. La historia sería anecdótica si no fuera porque estos tres chefs fueron jefes de cocina de elBulli. Castro, Xatruch y Casañas siguen siendo manos derechas de Ferran Adrià en su proyecto de elBulllifoundation. Pero para matar el gusanillo de crear un negocio propio, decidieron idear un local de cocina mediterránea con su personalidad. Anchoas, buñuelos de bacalao, ostras y arroces conforman una oferta atractiva, moderna y divertida. En verano, suele llenar sus mesas. El precio medio se sitúa entre 40 y 60 euros. 4 Cita en el faro del Cap de Creus El Cap de Creus es el punto más oriental de la Península Ibérica. Y, en este rincón único, existe un restaurante también único: Restaurant Cap de Creus, única opción para comer en este cabo. Arrancó hace 20 años como un proyecto de Chris Little y su oferta es curiosa: predomina la cocina catalana con pescados frescos servidos al horno o a la plancha, junto con embutidos, anchoas, arroz de marisco o escalibada; pero en su propuesta se incluyen platos de cocina india. También tiene platos vegetarianos. El precio oscila entre 25 y 45 euros. 5 De Rafa's a La Sirena, en Roses El gallego Rafa Cantero regenta un local aparentemente sencillo en Roses. Rafa's es un pequeño espacio en el que rige una regla: productos de máxima calidad sometidos a una preparación sencilla, casi siempre a la parrilla. San Pedro, rodaballo, gallo, lenguado, lubina, espardeñas o gambas de Roses llegan cada día de la lonja. Así que en este restaurante, del que Ferran Adrià y su equipo son clientes desde hace años por su cercanía a Cala Montjoi, opera una carta cantada. El precio medio se sitúa entre 50 y 70 euros. En Roses, hay una pista más: La Sirena Snack Bar, donde Montse Núñez, que trabajó en elBulli, ofrece platos y tapas, entre las que hay que probar la ensaladilla y la butifarra, además de la oferta de pescados y mariscos del día, con un precio medio de 35 a 60 euros. 6 Miramar, dos estrellas en Llançà Paco Pérez llegó a Miramar como consecuencia del destino: desde hace 75 años sus suegros son los dueños de este hotel-restaurante ubicado en el paseo marítimo de Llançà, uno de los últimos pueblos antes de llegar a la frontera con Francia. Este chef ejecuta una cocina made in elBulli, plasmada en un menú degustación de unos 30 platos a un precio de 130 euros (sin IVA). Además, en Miramar funciona una carta con una oferta más tradicional de cocina catalana, con platos como manitas de cerdo con espardeñas o algunos arroces, con un precio medio de 80 a 120 euros. En 2012, Pérez reformó la sala y creó un taller de I+D. Montse Serra, su esposa, está al frente de la sala. 7 Cita en Sa Tuna En Cala Sa Tuna, junto al pueblo de Begur, se ubica Sa Tuna Hotel Restaurant, donde se puede disfrutar de un almuerzo o una cena asomados al Mediterráneo. Bajo una oferta gastronómica tradicional con toques de autor, es posible comer desde unas gambas de Palamós a una sopa de pescado o algún arroz, en platos firmados por Mateu Batista. La oferta funciona determinada por la despensa que a diario llega de la lonja. El precio medio varía de 35 a 50 euros. Además, en Begur, está Fonda Caner, restaurante del Hotel Rosa, liderado por Narcís Caner, que desarrolló con Joan Roca el Roner, artilugio emblemático de la cocina al vacío. 8 Casamar, una estrella en Llafranc Quim Casellas lidera la cocina de este hotel-restaurante situado en el pueblo de Llafranc, reconocido en noviembre de 2011 con una estrella Michelin. Se trata de un negocio familiar que arrancó en 1955, fundado por Joan Casellas y María Balaguer y del que en 1974 se hicieron cargo Margarita y Josep Mª Casellas. Son sus hijos, Quim y María, quienes lo gestionan desde 2000. Casellas ejecuta una cocina catalana sujeta a una despensa de proximidad y adherida a la filosofía de slow food (una vuelta a los orígenes frente al fast food). Casamar tiene un menú degustación por 61 euros y el Menú Punta d'en Blanc, a 40,90 euros, una fórmula asequible para probar la cocina de un chef con estrella Michelin. 9 Mas de Torrent En el Empordà, Mas de Torrent cuenta con Jordi Garrido como director gastronómico. Este cocinero de Xàtiva (Valencia) firma una cocina contemporánea que ha adaptado a la despensa de la zona en la que está ubicado este precioso espacio. El restaurante, con una bodega de 400 referencias, da dos opciones: comer a la carta o el menú degustación por 78 euros (38 euros más con maridaje de vinos). Mas de Torrent suma a su oferta un precioso hotel con spa. 10 La ruta por el interior de Girona Aunque la Costa Brava sea su destino, hay también pistas en el interior. Tome nota de espacios singulares, como el hotel-restaurante Les Cols, regentado por Fina Puigdevall y su familia en Olot, con dos estrellas Michelin; Fonda Xesc, en Gombrèn, con una estrella y un menú por 39 euros; y, en Llagostera, en la carretera de Girona a Sant Feliú Guixols, Els Tinars, en el que Marc y Elena Gascons cuenta con una estrella y ofrecen un Menu Pica-Pica por 36,70 euros.

Ruta gastronómica por la Costa Brava,Directivos.-Economía y empresa Expansión.com
TURISMO GASTRONOMICO Ruta gastronomica en Girona desde MASROSELLO.ES, tomo como base MASROSELLO en CALONGE y haga la ruta gastronómica de GIRONA De El Celler de Can Roca a los locales del verano de Gerona. Entre sus embajadores están Ferran Adrià y Joan Roca, dos cocineros que -cada uno con un papel diferente- lideran la gastronomía mundial. Representan la cocina de Girona, provincia que el creador de elBulli califica como "un posible Silicon Valley de la cocina". Adrià cerró el 30 de julio de 2011 su restaurante, con la aspiración de convertirlo en una fundación, en la que muy posiblemente se podrá comer, además de acoger visitas como centro-museo culinario. Mientras tanto, España lidera la cocina en el mundo desde un campamento base: El Celler de Can Roca, posicionado como mejor restaurante del mundo. La casa de los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca se ha convertido en la mesa más deseada del planeta, lo que consolida la provincia de Girona, incluida la Costa Brava, como punto de atracción gastronómico para la clientela foodie.
Con este local como punto de partida, EXPANSIÓN elige diez pistas para gourmets en la Costa Brava:
1 El Celler de Can Roca, una parada urbana top Un viaje a la Costa Brava tiene una parada urbana obligada: Girona. Y, en ella, dos gastropistas imprescindibles. Una es El Celler de Can Roca, espacio posicionado como número uno del mundo según la lista S. Pellegrino. Ubicado en el barrio de Taialà, este establecimiento con tres estrellas Michelin ofrece dos menús por 135 y 165 euros (con IVA y sin bebidas). Un dato: sus mesas están llenas hasta mayo de 2014 y, desde el 1 de junio, rige un nuevo sistema de reserva, de forma que el día 1 de cada mes se abre el turno para optar a una mesa a once meses vista.
El 1 de septiembre será el momento para planificar su próximo verano, es decir, tratar de reservar para agosto de 2014.
2 Una heladería: Rocambolesc Desde abril de 2012, los hermanos Roca tienen otro local donde probar su cocina dulce, que lleva la firma del menor de la saga, Jordi, responsable de la oferta de pastelería de El Celler y del nuevo Rocambolesc, una heladería en el centro peatonal de Girona. En esta tienda que parece salida de un cuento y que gestiona Ale Rivas (casada con Jordi Roca), se pueden probar seis sabores de temporada en helados acompañados de toppings o algunos postres para llevar a casa. Desde mayo, cuenta con una sede en Playa de Aro; y, desde julio, con un carrito de helados en el chiringuito de Carles Abellan en la playa de Sant Miquel, en Barcelona. Precios de los helados: a partir de 2,75 euros. 3 Compartir, el local de los chicos Bulli En abril de 2012, Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas abrieron Compartir, ubicado en una casita blanca de look mediterráneo. La localidad elegida fue Cadaqués, el pueblo que inspiró a Salvador Dalí. La historia sería anecdótica si no fuera porque estos tres chefs fueron jefes de cocina de elBulli. Castro, Xatruch y Casañas siguen siendo manos derechas de Ferran Adrià en su proyecto de elBulllifoundation. Pero para matar el gusanillo de crear un negocio propio, decidieron idear un local de cocina mediterránea con su personalidad. Anchoas, buñuelos de bacalao, ostras y arroces conforman una oferta atractiva, moderna y divertida. En verano, suele llenar sus mesas. El precio medio se sitúa entre 40 y 60 euros.
4 Cita en el faro del Cap de Creus El Cap de Creus es el punto más oriental de la Península Ibérica. Y, en este rincón único, existe un restaurante también único: Restaurant Cap de Creus, única opción para comer en este cabo. Arrancó hace 20 años como un proyecto de Chris Little y su oferta es curiosa: predomina la cocina catalana con pescados frescos servidos al horno o a la plancha, junto con embutidos, anchoas, arroz de marisco o escalibada; pero en su propuesta se incluyen platos de cocina india. También tiene platos vegetarianos. El precio oscila entre 25 y 45 euros.
5 De Rafa's a La Sirena, en Roses El gallego Rafa Cantero regenta un local aparentemente sencillo en Roses. Rafa's es un pequeño espacio en el que rige una regla: productos de máxima calidad sometidos a una preparación sencilla, casi siempre a la parrilla. San Pedro, rodaballo, gallo, lenguado, lubina, espardeñas o gambas de Roses llegan cada día de la lonja. Así que en este restaurante, del que Ferran Adrià y su equipo son clientes desde hace años por su cercanía a Cala Montjoi, opera una carta cantada. El precio medio se sitúa entre 50 y 70 euros. En Roses, hay una pista más: La Sirena Snack Bar, donde Montse Núñez, que trabajó en elBulli, ofrece platos y tapas, entre las que hay que probar la ensaladilla y la butifarra, además de la oferta de pescados y mariscos del día, con un precio medio de 35 a 60 euros. 6 Miramar, dos estrellas en Llançà Paco Pérez llegó a Miramar como consecuencia del destino: desde hace 75 años sus suegros son los dueños de este hotel-restaurante ubicado en el paseo marítimo de Llançà, uno de los últimos pueblos antes de llegar a la frontera con Francia. Este chef ejecuta una cocina made in elBulli, plasmada en un menú degustación de unos 30 platos a un precio de 130 euros (sin IVA). Además, en Miramar funciona una carta con una oferta más tradicional de cocina catalana, con platos como manitas de cerdo con espardeñas o algunos arroces, con un precio medio de 80 a 120 euros. En 2012, Pérez reformó la sala y creó un taller de I+D. Montse Serra, su esposa, está al frente de la sala. 7 Cita en Sa Tuna En Cala Sa Tuna, junto al pueblo de Begur, se ubica Sa Tuna Hotel Restaurant, donde se puede disfrutar de un almuerzo o una cena asomados al Mediterráneo. Bajo una oferta gastronómica tradicional con toques de autor, es posible comer desde unas gambas de Palamós a una sopa de pescado o algún arroz, en platos firmados por Mateu Batista.
La oferta funciona determinada por la despensa que a diario llega de la lonja. El precio medio varía de 35 a 50 euros. Además, en Begur, está Fonda Caner, restaurante del Hotel Rosa, liderado por Narcís Caner, que desarrolló con Joan Roca el Roner, artilugio emblemático de la cocina al vacío. 8 Casamar, una estrella en Llafranc Quim Casellas lidera la cocina de este hotel-restaurante situado en el pueblo de Llafranc, reconocido en noviembre de 2011 con una estrella Michelin. Se trata de un negocio familiar que arrancó en 1955, fundado por Joan Casellas y María Balaguer y del que en 1974 se hicieron cargo Margarita y Josep Mª Casellas. Son sus hijos, Quim y María, quienes lo gestionan desde 2000. Casellas ejecuta una cocina catalana sujeta a una despensa de proximidad y adherida a la filosofía de slow food (una vuelta a los orígenes frente al fast food). Casamar tiene un menú degustación por 61 euros y el Menú Punta d'en Blanc, a 40,90 euros, una fórmula asequible para probar la cocina de un chef con estrella Michelin.
9 Mas de Torrent En el Empordà, Mas de Torrent cuenta con Jordi Garrido como director gastronómico. Este cocinero de Xàtiva (Valencia) firma una cocina contemporánea que ha adaptado a la despensa de la zona en la que está ubicado este precioso espacio. El restaurante, con una bodega de 400 referencias, da dos opciones: comer a la carta o el menú degustación por 78 euros (38 euros más con maridaje de vinos). Mas de Torrent suma a su oferta un precioso hotel con spa. 10 La ruta por el interior de Girona Aunque la Costa Brava sea su destino, hay también pistas en el interior. Tome nota de espacios singulares, como el hotel-restaurante Les Cols, regentado por Fina Puigdevall y su familia en Olot, con dos estrellas Michelin; Fonda Xesc, en Gombrèn, con una estrella y un menú por 39 euros; y, en Llagostera, en la carretera de Girona a Sant Feliú Guixols, Els Tinars, en el que Marc y Elena Gascons cuenta con una estrella y ofrecen un Menu Pica-Pica por 36,70 euros.




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miércoles, 28 de agosto de 2013

En pleine torpeur aoûtienne, la direction générale du patrimoine de la Generalitat a décidé d’engager le processus de protection du cloître de style roman apparu dans la propriété privée El Mas del Vent de Palamós.

La Generalitat engage le processus de protection pour ce cloître qui selon un chercheur de Gérone, pourrait provenir de la cathédrale de Salamanque. En pleine torpeur aoûtienne, la direction générale du patrimoine de la Generalitat a décidé d’engager le processus de protection du cloître de style roman apparu dans la propriété privée El Mas del Vent de Palamós. Et ce, en attendant les conclusions d’un nouveau rapport commandé au prestigieux spécialiste en art roman, Edouard Carbonell, ancien directeur du musée national d’art de Catalogne.
C’est un revirement total de la position adoptée il y a un an, quand la Generalitat déclara qu’il s’agissait d’un pastiche réalisé au début du XXème siècle, et non d’un monument historique et architectural. Il faut dire que le professeur d’histoire médiévale de l’université de Gérone, Gerard Boto, découvreur de cette merveille sise dans le parc de la propriété d’une famille allemande, n’a pas cessé ses recherches cet été, et a même rapporté de nouveaux éléments troublants. L’été dernier, il avait dévoilé l’existence de ce cloître au cours d’un séminaire universitaire à Barcelone ; cette fois, c’est à Lisbonne qu’il a fait éclater sa nouvelle “bombe”, affirmant qu’il proviendrait des restes démontés et conservées jusqu’en 1931 sur le site de la cathédrale de Salamanque.
Piliers démontés Le chercheur a découvert des documents de la cathédrale qui attestent que les piliers du cloître, minés par l’humidité du sous-sol, furent démontés et numérotés en vue d’une reconstruction ultérieure. Laquelle n’a jamais eu lieu, les autorités ecclésiastiques ayant préféré profiter de l’espace dégagé pour agrandir la cathédrale et ériger une nouvelle galerie, correspondant davantage aux goûts néoclassiques de la fin du XVIIIe siècle. Suite aux révélations du chercheur gironais, les responsables de la cathédrale ont autorisé le passage d’un géoradar qui a confirmé que sous les dalles, il existe des fondations correspondant aux mesures exactes du cloître rebâti à Palamós. Mieux : le professeur a découvert un document d’août 1923, autorisant « la vente de la pierre extraite du jardin du cloître de la vieille cathédrale ».
D’où le lien fait avec l’apparition en 1933 de photos dans la presse espagnole, qui montraient le montage provisoire d’une partie du fameux cloître, réalisé par l’antiquaire Ignacio Martínez dans les jardins de la villa madrilène d’une amie aristocrate. Il espérait ainsi allécher des acheteurs américains. A l’époque, le patrimoine roman partait, pierre par pierre, vers les États-Unis. C’est bien ce qui est arrivé aux chapiteaux romans du cloître de Sant Miquel de Cuixà, totalement démolis en 1796 et remontés au... musée The Cloisters de New York ! Or, l’antiquaire Martinez était en contact avec un intermédiaire de William Randolph Hearst - le magnat de la presse, dont s’inspira Orson Welles pour son film Citizen Kane - principal “prédateur” du patrimoine européen, au début du XXe siècle. Mais la crise de 1929, puis en 1936, la guerre civile espagnole, mirent fin à ce trafic...
Jusqu’au moment où un allemand nommé Has Engelhom, propriétaire du Mas Ventós de Palamós, fit l’acquisition en 1958, pour un million de pesetas, des pierres remisées dans des caisses, qu’il fit transporter jusqu’à Palamós où il rebâtit discrètement le cloître. La révélation selon laquelle l’ancien cloître de la cathédrale de Salamanque a pu “migrer” vers le littoral catalan fait saliver les autorités de la région de Castille-et-León, qui n’excluent pas de “réclamer” ce patrimoine. Craignant sans doute une initiative de ce genre, la Generalitat avait conclu précipitamment que le cloître est un faux. Mais l’évidence a obligé les autorités catalanes à changer d’avis sur un patrimoine architectural, qui s’avère plus vrai que faux.
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MasRosello.es Hotel con Encanto Mas Roselló Calonge Costa Brava Girona


martes, 27 de agosto de 2013

Hotel con Encanto Mas Roselló Calonge Costa Brava Girona http://www.masrosello.es Catalunya hotel rural en una Masia casa rural con encanto es un hotel rural que permite viajes con encanto

Česky: Costa Brava.

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